Pesadillas reconfortantes

Quiero vivir; esas fueron las primeras palabras que pronunció Rossana al despertar del coma, durante seis meses estuvo soñando con demonios, durante seis interminables meses despertó cada noche, sólo para descubrir que seguía dormida. El día en que sus ojos se cerraron para no abrirse más, había tenido una pelea estúpida con su hermana, había chocado su auto, saliendo con heridas leves en el cuerpo, pero enormes en su billetera y había perdido las esperanzas de traer de vuelta a su hijo, el cual estaba destruyéndose a voluntad. Cuando por fin llegó a casa, esperando encontrar en su cama el alivio, un pequeño angelito, con un delgado hilo invisible, cosió sus párpados con suavidad, procurando no hacer ruido, terminado su trabajo, se aseguró que resistiera lo suficiente, y se marchó. a los días siguientes fue encontrada durmiendo, tan profundamente, que no hubo temblor capaz de despertarla, su hermana lloró todas las noches y se ahogó en sus propias lágrimas, su hijo terminó su trabajo y descansó en su nueva cama de madera para siempre, y su auto siguió tan destruido e impagable como antes....
Quizás si Rossana lo hubiera sabido antes, hubiera preferido el infierno de sus sueños, que el de la realidad.

Fin

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