Anita la comeflores

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Todos los días, Anita se comía una flor,
pensando q seria mas bella,
todo lo hacia para su enamorado Juaquin quien vivía frente a su casa.
Un día Juaquin la vio comer una flor muy bella,
de muchos colores y pequeña,
al verla cometer tan horrible acto,
pensó que Anita era la mujer mas fea,
y cada vez q la veía se alejaba de ella,
por eso Anita comía cada día mas flores,
hasta q una tarde, casi llegando la noche,
se murió envenenada.

Fin

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Efímero

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En un rincón de la ciudad, en un estrecho callejón,
vivía Adolfo, solo entre cartones y desperdicios.
En uno de los días más fríos del invierno,
Adolfo decidió ir a caminar,
porque pensó que moriría si seguía acostado en el frío pavimento.
Ese día, nadie sabe si por cosa de suerte,
o porque estaba escrito que así debía pasar,
el joven Adolfo encontró en el suelo,
entre cajas amontonadas, un billete de lotería.
Intentando ocultar su hallazgo del resto de la gente,
corrió rápidamente hasta una tienda para ver si había ganado algo,
grande fue su sorpresa cuando descubrió que era el billete ganador,
luego de un tiempo, comenzó a comprar empresas y a ahorrar dinero,
un tiempo después, estando lleno de dinero,
en la misma calle en la q encontró su billete,
encontró algo no tan agradable,
su muerte.

Fin

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Locura Improvisada

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Un caluroso día de verano, el pequeño Jorge Antonio Manuel,
más conocido como Manu, se encontraba muy aburrido de la
rutina diaria en su pequeña casa en el campo, por eso,
sin pensarlo dos veces, decidió huir, y viajar a la gran ciudad,
de la cuál sólo había leído en libros, al llegar allá,
se encontró con mucho smog y cosas feas,
lo asaltaron y lo golpearon hasta quedar inconsciente,
desde entonces vive en una clínica psiquiátrica
intentando recuperarse de su trama,
nadie sabe, si algún día alcanzará la felicidad

Fin

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Pesadillas reconfortantes

Quiero vivir; esas fueron las primeras palabras que pronunció Rossana al despertar del coma, durante seis meses estuvo soñando con demonios, durante seis interminables meses despertó cada noche, sólo para descubrir que seguía dormida. El día en que sus ojos se cerraron para no abrirse más, había tenido una pelea estúpida con su hermana, había chocado su auto, saliendo con heridas leves en el cuerpo, pero enormes en su billetera y había perdido las esperanzas de traer de vuelta a su hijo, el cual estaba destruyéndose a voluntad. Cuando por fin llegó a casa, esperando encontrar en su cama el alivio, un pequeño angelito, con un delgado hilo invisible, cosió sus párpados con suavidad, procurando no hacer ruido, terminado su trabajo, se aseguró que resistiera lo suficiente, y se marchó. a los días siguientes fue encontrada durmiendo, tan profundamente, que no hubo temblor capaz de despertarla, su hermana lloró todas las noches y se ahogó en sus propias lágrimas, su hijo terminó su trabajo y descansó en su nueva cama de madera para siempre, y su auto siguió tan destruido e impagable como antes....
Quizás si Rossana lo hubiera sabido antes, hubiera preferido el infierno de sus sueños, que el de la realidad.

Fin

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Hechizo de medio día

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Ese año, el día en que las hojas comenzaron a librarse de los árboles (o los árboles de ellas) y los días se volvieron perezosos, caminado lento y arrastrando con pesar la enorme bolsa de estrellas que debían colgar al cielo antes de marcharse; una joven alegre y energética apareció en el pueblo más remoto y tranquilo de la ciudad, hasta el cielo se detuvo de soplar a las nubes para contemplar su llegada, jamás en ese campo se había posado un alma tan rebosante de colores, jamás supieron las estrellas que en el pueblo habitaba gente, antes de el acontecimiento. la gente atraída por el aroma juvenil de la muchacha abandonó sus deberes y salió a la calle para ver con sus propios ojos a la portadora de tan radiante presencia. La jovencita dedicó a cada uno una sonrisa, a cada uno regaló una flor, bañó los ríos de luz, cortó una manzana para el camino, y construyendo un puente invisible en el aire, caminó en él hasta desaparecer, en el pueblo jamás nadie había visto una cosa así, así que nadie pudo dar nombre a aquella aparición. Nunca la volvieron a ver y nunca se marchó del pueblo su aroma, el aroma de un ángel recién nacido.

Fin

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Un Fin sin principio

Con las manos congeladas tomo delicadamente la taza, quizás podría calentarse un poco, fue lo que pensó, pero al primer sorbo se le escapo de la mente todo pensamiento, era la primera vez q se quedaba en blanco, solía cantar o pensar cualquier cosa en todo momento, pero ahora estaba mudo, por fin había visto lo más bello del mundo y la alegría de su rostro quedo grabada en él, debía hablarle, tenia q hacerlo, pero ni siquiera alcanzó a levantarse, cuando todo se terminó, la alegría de su rostro era para alguien más y el frió q había olvidado volvió, esta vez, a todo su cuerpo, y así lo q nunca pudo empezar, se esfumó.


Fin

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Huellas

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Una noche salpicada de luces, apareció ante la puerta de Ignacio, un muchacho de desgarbado aspecto; sus ojos eran vacíos y estaban teñidos del color que reinaba en el cielo en ese momento, su joven piel lucía pálida y famélica, quizás por el frío de la calle. En cuanto Ignacio se acercó a ayudarlo, se desplomó entre sus brazos y el calor de su pecho trajo de vuelta tan solo un poco del color de las mejillas de aquel misterioso joven. Ignacio lo llevó al cuarto de huéspedes y lo arropó suavemente. Cuatro días pasaron antes de que el muchacho despertara, con el estómago rugiendo y cara de desorientación. El dueño de casa se apresuró a servirle un tardío pero delicioso desayuno. Ninguno habló ese día, no eran necesarias las preguntas; ninguno querías ser interrogado, y ninguno necesitaba respuestas. Pocos días después, cuando el joven estuvo recuperado, con un cordial agradecimiento se despidió de su salvador. Nunca más volvieron a verse, nunca supo ninguno el nombre del otro, pero ambos sabían que por primera vez en su vida, habían conocido, lo que todos llaman amor.


Fin

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